Hemos conocido la felicidad.. ¡un pantano!
Para los que me seguís en Instagram, sabréis dos cosas. La primera es que a Valeria, de momento, no le gusta la playa en absoluto. La segunda es que a mí tampoco. Bueno, puedo puntualizar en que lo que a mí no me gusta es la arena (nunca me gustó) y lo poco casual que es ir a la playa con niños. Por eso, pensando en una alternativa feliz para que:
- Mi hijo esté en el agua.
- Mi hija no llore.
- Yo no me manche.
- Mi marido no barra los 5 kg de arena que transportamos en las 7 bolsas con las que vamos a la playa.
Encontré el Pantano de Garaio. Como mi conocimiento rural es limitado, pregunté a la sabiduría popular, es decir, el chat de mis amigas. De entre todos los sitios que me mandaron, elegimos el pantano.
UN PLAN PARA TODO EL DIA
Es un plan perfecto para ir a pasar el día. Nosotros fuimos a experimentar, porque era nuestra primera vez en un pantano y no sabíamos qué esperar.
La sorpresa no pudo ser más grata. Aunque llegamos sobre la una del mediodía, había bastantes sitios para aparcar. Desde que llegas, tienes que seguir la carretera que bordea las playas e ir buscando un sitio o el sitio que más te guste. Nosotros aparcamos al azar, pero al irnos dimos otra vuelta con el coche y concluimos en que estábamos en el mejor sitio.
Llevamos comida para hacer un picnic, pero no tenemos mesa así que extendimos las toallas en el suelo y ¡a comer! Hay bastantes árboles, así que la sombra no es un problema. Además, a pesar de haber gente, no daba la sensación de estar masificado en ningún momento. Y después de comer, nos fuimos a investigar la orilla.
Ya habíamos leído que no había arena, si no piedrecitas. Cubrieron todo el fondo de piedras y gravilla para evitar las algas, por lo que se recomienda llevar escarpines tanto para niños como para adultos. Nosotros llevamos para los niños, porque siempre les ponemos, pero a nosotros se nos olvidaron. Tampoco pasó nada, dejamos las zapatillas en la orilla y entramos al agua descalzos. El primer metro es un poco incómodo pero después ya casi no hay piedras.
El agua, al ser un pantano, no es clara si no que tiene un tono verdoso. No obstante, lejos de ser desagradable, estaba limpia y fresca. Vimos a algunas familias con colchonetas y la verdad es que se presta a llevarlas porque el agua no se mueve. Hay algunos nenúfares y vimos libélulas. Mi hijo especialmente, estaba feliz.
No hay un bar como tal, pero hay food trucks de helados.
PUNTOS A FAVOR
- Aparcamiento fácil. Para una urbanita como yo, que tiene que aparcar en la orilla, es un grandísimo punto a favor.
- Limpieza. Las campas estaban limpias. Me sorprendió no encontrar ni un solo papel, ni colilla, ni resto de comida. El agua, impecable también.
- Naturaleza. No conocía lo que era bañarme en un lago rodeada de pajaritos cantando y árboles. Me pareció idílico.
- 0 aglomeraciones. Fuimos un sábado con un tiempo excelente, y tuvimos la sensación de estar casi solos.
PUNTOS…NO TAN FAVORABLES
- No es el mar. Y se nota. Mi marido es un apasionado del mar, y aunque estuvo agusto, no es el habitat de los amantes del mar.
- Las piedrecitas. No es lo más cómodo del mundo, pero yo lo sigo prefiriendo a la arena.
Para mí, tiene mucho a favor, por lo que volveremos ¡seguro!
INFORMACION PRÁCTICA
El Parque Provincial de Garaio se encuentra en Alava, al lado de Vitoria, y forma parte del Embalse de Ullibarri – Gamboa. Os dejo el enlace de la Diputación de Alava donde encontraréis información detallada.
Desde San Sebastián son 110km, aproximadamente 1 hora y 20 minutos. Desde Bilbao es algo menos, 86km. Acceso a Google Maps.
Está perfectamente señalizado por la autopista y consta de múltiples espacios para aparcar junto a las campas, y playas.
Dispone de baños.
Las zonas de baño tienen bandera azul, y puesto de socorrista.
Hay carritos de helados y bebidas.
¡Ya me contaréis si vais!
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