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SÍNTOMAS DE PARTO. Mis dos experiencias.

Creo que desde la semana 37, todas las futuras madres nos ponemos nerviosas. A partir de esa semana, se considera embarazo a término, es decir, bebé preparado para nacer. Se acerca el parto. En mis dos embarazos, a partir de esa semana, he empezado a estar alerta.

Supongo que nos pasa a todas. Tenemos tantísimas ganas de ver la carita a nuestros bebés, que vemos signos por todas partes.

SIGNOS DE PARTO INMINENTE

Para mí sólo hay dos, aunque consultando varias webs, señalan hasta 3:

  1. Contracciones dolorosas. Empiezan siendo espaciadas en el tiempo. Primero cada 20 minutos, después cada 15 y así hasta que son cada 5 minutos. En mi caso, me recomendaron ir al hospital cuando tuviera contracciones periódicas cada 5 minutos durante una hora. La clave de las contracciones de parto versus las contracciones Braxton Hicks es la periodicidad y el dolor. Así se desencadenó el parto de Telmo.
  2. Rotura de bolsa. Así como las contracciones pueden dar lugar a equívocos, la rotura de bolsa, no. Se puede romper aguas de manera completa, es decir, como si de repente una se hubiera orinado encima o bien con una rotura parcial en la bolsa que hace que vaya cayendo líquido poco a poco. De esta manera fue como comenzó el parto de Valeria.
  3. Expulsión del tapón mucoso. En los dos casos, no fui consciente de haberlo expulsado. Dudé en ocasiones, pero sinceramente, creo que eran más mis ganas de que llegara el parto que el tapón mucoso.

EL PARTO DE TELMO

Telmo nació en Madrid. Recuerdo que era un viernes, mi marido estaba trabajando y yo en casa. Era el día que había decidido cambiar el armario de la ropa de invierno por la de verano y me había pasado el día moviendo cajas y metiendo y sacando ropa. Sobre las 6 de la tarde empecé a monitorizar unas contracciones semi dolorosas. Llamé a mi marido y le dije que esa noche se pusiera guapo que nos íbamos a cenar, pero de las contracciones ni mu. Era la semana 39 + 5.

Desde las 6 de la tarde, hasta las 11 de la noche más o menos que terminamos de cenar, no le dije a mi marido que tenía contracciones, ya cada 7 minutos. No eran especialmente dolorosas, pero empezaban a molestarme. Como hacía una noche estupenda, dimos un paseo y sobre las 12 llegamos a casa. A las 2 ingresé en el hospital, dilatada de 2 centímetros y con contracciones cada 5 minutos. Ya me avisaron que sería largo…

Tardaba en dilatar y el ginecólogo empezó a barajar una cesárea. La matrona, a quien le estaré eternamente agradecida, me dijo «Vamos a intentar algo» y me puso casi casi boca abajo para fomentar que el niño bajase. A las 10 de la mañana me pusieron la epidural… y a las 14.10 de la tarde, 12 horas después de haber ingresado, nació el pequeño Telmo.

El expulsivo fue complicado. No conseguía sacarlo por mis medios, así que tuvieron que emplear forceps. Y salió al instante. Lo peor, fue la episotomía. Ni pregunté ni me dijeron los puntos…

 

 

EL PARTO DE VALERIA

Valeria nació en la semana 40 +2. Ella, en San Sebastián. Para una impaciente por naturaleza como yo, y con el precedente de un parto anterior que se adelantó, llevaba esperando tener a la niña 3 semanas. Viví las dos últimas semanas muchísimo más nerviosa que con Telmo, y tuve falsas alarmas, un montón. Pero el dicho de «cuando estás de parto, no hay duda» se hizo realidad cuando me di cuenta que había roto la bolsa.

Ya, ese día, al levantarme de la cama, sentí que había algo raro. No obstante, no le di importancia, porque como había tenido varias falsas alarmas, esperé 3 horas para ver si realmente, ese líquido seguía cayendo. Y así era.

Las recomendaciones cuando se rompe la bolsa son claras: si el líquido es incoloro, hay que ir al hospital, pero no de manera inmediata. De hecho, yo me duché y me cambié de ropa. Sin embargo, si el líquido es amarillento, verdoso o marrón hay que ir inmediatamente al hospital, ya que indica que el bebé ha hecho ha defecado en la bolsa.

En mi caso, el líquido era incoloro. Por esto, llamé a mi marido, me duché, y me preparé. Llegamos al hospital a las 13:00 aproximadamente, y después de una valoración, concluyeron que efectivamente, la bolsa estaba rota. La matrona y la ginecóloga me dijeron que iban a esperar unas horas a ver si me ponía de parto, y si no, sobre las 8 de la tarde (cuando se cumplían 12 horas desde que yo me había dado cuenta que tenía la bolsa rota) me inducirían el parto. No hizo falta afortunadamente. A las 3:30 de la tarde empecé con contracciones con dolor, a las 6.30 me pusieron la epidural y a las 9:30 de la noche nacía Valería en literalmente, 2 empujones. Fue tan fácil, que en esta ocasión no hubo episotomía, y sólo me dieron 2 puntos. Al día siguiente, ya paseaba por el pasillo.

En conclusión, y lo que he aprendido con mis dos partos son dos cosas:

  1. Ante cualquier duda, es mejor ir al hospital. En estos casos, para mí, más vale quedarse tranquila. En los hospitales, están acostumbrados a madres que acuden con dudas.
  2. Cuando estás de parto, lo sabes. ¿Cómo? Pues sencillamente, lo sabes. Es una intuición o un sexto sentido.

 

Y vosotras, ¿cómo fueron vuestros partos?

Living la Vida Madre..Ohh Yeah...!
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3 Responses
  • Uy, pues yo tengo entendudo que lo del tapón mucoso no es signo. Además lo viví con el primero ya que comencé a expulsarlo bastantes días antes.
    Qué parecidas nuestras situaciones. Mi primer parto también acabó con fórceps y una episiotomía que mejor olvidar (aunque para mí se queda). Yo creo que el ansían con el segundo nos viene de eso jaja. En mi caso sobre todo porque no quería quebrar me lo indujeran de nuevo, que fue lo que me ocurrió por fisura en el primero.

    • @elisa_mamasuperplus
      agosto 1, 2018

      A mí me dijeron que la expulsión del tapón mucoso indica que el parto está cerca… pero ¡yo no lo vi nunca! Y de la episiotomía… recuerdo un dolor tan intenso… que cuando tuve a la niña sólo pregunté a la ginecóloga, ¿cuántos puntos? ¿Cuaaáaaaaaantos? y cuando me dijo «2» vi el cielo abierto. De hecho, al día siguiente estaba sentada. Me pareció milagroso. Con mi hijo, no pude ni ir a la primera visita del pediatra, me caía, me mareaba del dolor… tremendo. Menos mal que todo se olvida… jejeje.

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