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ANÉCDOTAS. Los 5 momentos más graciosos de nuestra vida como padres.

El otro día, empecé a recordar momentos grandiosos que me ha dado la maternidad. No sólo son anécdotas mías, si no de mi marido también. Momentos en los que nos hemos reído como nunca. Seguro que nos somos los únicos. Tantas cosas en la cabeza, tanto cansancio acumulado… al final ¡sale por algún lado!  Aquí van… las 5 anécdotas más graciosas que nos han pasado al #papasuperplus y a mí con nuestros hijos. ¡Guardo las mejores para el final!

alt anécdotas
Duérmete niño… duérmete ya… ¿quién no ha acunado un carrito… de la compra? 
  1. Acunar el carro de la compra. ¿Quién no lo ha hecho? Todos hemos hecho esto. A mí ya se me está pasando el tick porque mi hija tiene 2 años. No obstante, cuando iba al supermercado con carrito de niños y carrito de la compra… me he visto acunando a las leches, los yogures… tranquilamente, podría haberle cantado una nana a las pechugas de pollo. Y no exagero. Además, no soy la única. Observad cuando vayáis al súper
  2. Niño que pide comida en el parque. Me ocurrió un día a la salida de la guardería. Salí de casa con prisa para recogerle y me olvidé la merienda. Hacía un día precioso. Le recogí y nos quedamos en el parque media hora en vez de volver a casa. Pensé, que ya le daría de merendar al llegar. Que no era un drama. Que el niño, con 2 años y medio, no se iba a dar cuenta.  En un momento, me llamaron por teléfono. El niño jugaba a mi alrededor. Cuando colgué, miré y le vi con otra mamá. Pelaba un plátano. Y era para mi hijo. «Mamá no tiene merienda» y «Mamá no tiene nada de comer» fueron las 2 perlas que Telmo le dijo. Cuando me acerqué, la madre supermegaalfa me miró con condescencia. Yo sólo acerté a decir «Gracias«. Fueron mis comienzos como #malamadre porque la mamá (repito)
    supermegaalfa que le estaba dando el plátano a mi hijo, llevaba la frutería y la charcutería en el bolso. Lo tenía todo. Empaquetado y compartimentado. Y yo justo agua y cleenex. Pero no es la última anécdota. Seguimos… 
  3. ¿Qué hace el niño? Tranquila cariño, todo controlado. Esta anécdota le corresponde a mi marido. Que tiene una cuantas… y he hecho un esfuerzo por seleccionar. Un día, yo me iba a cenar con mis amigas. Me tenía que duchar y preparar, pero Telmo no me dejaba. Le pedí socorro a su padre. Me miró y me dijo una gran frase, con la que me fui muy tranquila a ducharme: «Yo me encargo, prepárate tranquila«. Cuando salí de la ducha, la casa estaba en silencio  «Cariño, ¿todo bien?» «Sí, Elisa, todo en orden. El niño está aquí» me lo dijo con ese tonito de me estás molestando. Pero había demasiado silencio. Y eso nunca es bueno con niños. Fui a ver. Un riachuelito de agua salía del baño. Telmo le había hecho una piscina a los dinosaurios… mientras mi marido vigilaba desde la cama. Como unos 10 metros del baño. Leyendo el periódico, por supuesto. 
  4. Las noches. De todos es sabido que nuestras noches son épicas. Una noche = una anécdota. Ya lo conté en mi post hace unas semanas. Por supervivencia, nos turnamos para atender al niño que nos necesite cada noche. Esto ocurrió la noche en la que Valeria, malita dormía con nosotros y Telmo empezó a llamarnos desde su cama. Otra vez, la frase clave «Tranquila, cariño. Duerme aquí con Valeria, que yo voy con Telmo a su cama y me quedo con él. Descansa«. Me quedé tranquila (error, siempre error), y me dormí de nuevo. Al poco, noto una presencia. Y un susurro: «Mamá…» Le pregunté a ver dónde estaba su padre. «Está en mi cama.  Ha llegado y se ha dormido«. Tranquilo durmió el padre de las criaturas… 
  5. Y… ¿el niño? La vida va 10.000 revoluciones con niños. En las grandes ciudades es aún más acelerada. Viviendo en Madrid, la guardería de Telmo estaba cerca de mi trabajo. Yo le llevaba todos los días al ritmo de «Taza, tetera, cuchara, cucharón» (greatest hits de la infancia de mi hijo). La dinámica era muy fácil. Tenía que aparcar o dejar el coche en doble fila, dejar al niño en la puerta de la guardería y volver a coger el coche para llegar al trabajo. Una rutina simple. Sin pérdida. Un día, como muchos otros, aparqué en la puerta tarareando «…plato hondo, plato llano, chuchillito, tenedor…«. Cogí la mochila y la bolsa de Telmo. Llegué a la puerta. Toqué el timbre. Me abrió su profesora que me cogió la mochila y la bolsa. Se quedó en silencio mirándome extrañada. Como yo no hablaba me preguntó «Y ¿Telmo? ¿No viene?«. Me lo había dejado en el coche. 

Ya apuntaba maneras yo de #malamadre hace 6 años… y ¿cuáles son vuestras mejore anécdotas? 

Living la Vida Madre..Ohh Yeah...!
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