Todas las madres tenemos caprichos para nuestros hijos que forman parte de esa idea romántica que tenemos de la maternidad.
Tener un coche de bebé clásico siempre me había parecido un sueño. Era mi gran capricho. Cuando me quedé embarazada de Telmo y empezamos a mirar carritos, yo estaba convencida de que compraríamos uno como los que a mí me gustaban. Quedó descartado en la primera criba. Ese tipo de cochecitos son muy grandes y bastante más aparatosos que los modernos. Además, vivíamos en el centro de Madrid, en una casa antigua, en un piso de 75m2 y usando el coche habitualmente.
Pero yo siempre lo tenía en mente. No me resistía a no tener ese capricho. Quería un Silver Cross. Así que comencé la operación: busquemos un carrito inglés.
Para tener un cochecito de uso diario iba a ser imposible, pero pensé que quizá, alguna tienda vendiera de segunda mano. Sólo encontré 2 tiendas en toda España que los anunciaran: en Barakaldo y Sevilla. Evidentemente, fuimos a Barakaldo porque nos venía mucho mejor en nuestros viajes a San Sebastián. No tenía muy claro cuál quería, pero viendo varios, encontré el que más me gustó. Sería el Silver Cross Kensignton.
Llamadme loca, poco práctica o como queráis. Supongo que mucha gente pensó que era una tontería tener dos carritos, y más aún, uno que era tan clásico como ese. Bueno, pues es posible que lo fuera. No obstante, para mí, era un capricho y una ilusión, y me ha hecho inmensamente feliz llevar a mis hijos en «trasatlántico» como le llamamos cariñosamente en la familia.
Telmo lo usó mucho, pero quien de verdad lo ha usado ha sido Valeria. Ella lo ha tenido casi hasta los 5 meses, y la he paseado muchísimo en él. Es más amplio que los carritos normales e iba comodísima. He recibido innumerables muestras de cariño de la gente con la que nos cruzábamos, en su mayoría gente mayor, que lo miraba con nostalgia. Es antiguo, no lo voy a negar, pero tiene una elegancia increíble, y no es habitual verlo. Los que me paraban, lo hacían para decirme que ya no se ven cochecitos tan bonitos. Es cierto, no los hay, claro, pero hay que tener en cuenta que es un coche para paseo y nada práctico en el día a día. Sus medidas son mucho mayores que por ejemplo, el Bugaboo Camaleón que es nuestro carrito de diario. A persar de todo, me he ido de compras y de tiendas, a restaurantes e incluso he montado en el autobús con él.
Ahora, mi Silver Cross descansa bien guardado y embalado en mi trastero. ¿Por qué? Porque tengo la idea romántica de tener 3 hijos… y no quiero que el tercero, si viene, se quede sin pasear por La Concha en su Silver Cross.
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INSPIRACION PARA UN BAUTIZO PERFECTO - Mamasuperplus
julio 24, 2018[…] Silver Cross. Ya publiqué un post sobre este carrito que me tiene enamorada y que fue mi gran capricho. En el bautizo de Telmo no […]