MAMA, UN TRABAJO ¿»FULL TIME»?

Es una elección personal y respetable (y muy admirable, añadiría) la de quedarse en casa a cuidar de los hijos. A mí, personalmente, me aterra que todo lo que tenga que hacer en el día sea relacionado con el binomio casa – niños. Porque la realidad es, que cuando una madre decide o coger una excedencia para alargar su baja o directamente no volver a trabajar, está no sólo haciéndose cargo de sus hijos, si no también de las tareas del hogar. Y ese es un trabajo que no acaba ni cuando los niños duermen.

No es equiparable trabajar dentro de casa al cuidado y educación de tus hijos, que el salir fuera a una oficina. Normalmente, cuando trabajas en una empresa, apagas tu ordenador y termina tu jornada pasando, con suerte más de 12 horas hasta que vuelves. En el caso de quien se se queda en casa, seguramente no pasen ni 6 horas desde el último «Mamá…» hasta el primero. Ni 12 horas de una lavadora a otra.

Esta es la típica madre ama de casa que yo me creo que soy cuando ejerzo de ello…

El trabajo fuera de casa, por muy apasionante que sea, carece del toque personal. Y aunque por el trabajo se puede sufrir, y mucho, al final sólo es trabajo. Mientras, en tu casa, es todo personal.

… y esto es lo que es en realidad mi «yo-ama de casa»…

Tengo 2 hijos y con cada uno de ellos la reincorporación al trabajo fue muy diferente. Mientras que con Telmo volví 2 semanas antes de terminar mi baja, por un acuerdo con mi empresa que me fue muy beneficioso a posteriori, con Valeria tardé 8 meses en volver a trabajar. Con Telmo volví feliz a trabajar, con Valeria… ¡aún más!. Los 8 meses que pasé fuera del mundo laboral me enseñaron lo que es la realidad de la vida doméstica. Siempre digo que es para gustos, pero yo no era feliz.

Supongo que las mujeres de mi generación no hemos sido educadas para cuidar del hogar, si no para ser independientes, autónomas y tener una carrera profesional. Hasta que eres madre. Entonces, además de todo eso, parece que la sociedad te empuja a ocuparte de todo lo relacionado con tus hijos, y a hacerlo bien. A hacerlo todo, y a hacerlo bien. Por eso, yo opté por hacer malabares y seguir mi carrera profesional, cuidar mi hogar y mis hijos con mi marido. No siempre lo consigo, no siempre nos sale todo bien, pero esta es mi elección.

Así que, cuando leí el artículo de Mar Muñiz  ¿Mami «full time»? No gracias me sentí muy identificada… especialmente por estos dos fragmentos que os extraigo.

«Para alejarme de los psicotrópicos, decidí tomar otro camino, resumido en guarderías y extraescolares. Es verdad que la conciliación es peor que el timo del tocomocho, pero servidora en el trabajo descansa».

«El otro día, antes de venir al periódico, la ira más iracunda se personó en mi cocina. No quedaba pajita azul para el Nesquik del niño. Algo hizo clic en su lóbulo frontal, o en el parietal o qué sé yo dónde. Todo él centrifugó. Llovía metralla. No podría calcular los ‘newtons’ que liberó en sus espasmos. Fue inútil convencerle de que la pajita naranja también canalizaba el desayuno. Envejecí dos años en 10 minutos».

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